El dibujo que practicas no significa, realiza,
con él construyes una imagen que paraliza, momentáneamente, la vida,
para que veas y modifiques su cabida, sujeta como queda a las bridas
que las líneas figuran ser en el momento que las pintas,
para que no se te escape por otras vías que te resten tu saliva,
para acordarte de tí misma,
para otorgarles el derecho a que vibren en armonía.
Dibujándote creas y restauras el flujo correcto de la vida,
expresada en cada trazo, en cada punto que convoca un asunto
donde te permitas enfocarte, resumida,
y poner así fin y salida a lo que te tenía ausente de tí misma.
El objetivo no es dibujar lo que has visto amanecer en tu mente,
se trata, simplemente, de llegar a formar parte de la trama dibujada,
a la que das vida mediante la línea vivida mientra se hace,
mientras surge encantada por arte de magia conducida por tus guías,
por los haces lumínicos por donde te encaminas.
Dibujas para mostrarte y dar forma a tu estructura anímica
mediante los filamentos que conforman tus corrientes energéticas,
así pueden ser tejidos de un modo más acorde a tu esencia.
Cada área, cada hilo que destejes y vuelves a tejer, reverbera
con su presencia para despertar en ti las correspondientes áreas
de tu cuerpo, de tu alma, que una vez están activas, sintientes,
quedan listas para su modificación, su rendición a la armonía,
para que su vibración se corresponda mejor entre ellas y creen en ti nueva vida,
nuevos patrones más acordes con tu semilla.
Acércate a ella, en cada lámina, en cada tramo de tu vía
para despejar su salida del blanco que examinas
con el lápiz en mano, dibújala, respírala! graba su melodía!
ella calienta y activa tu esencia que reverbera e impregna
la imagen que de tí imaginas detrás de las líneas, viva.
comunicación recibida el 28/12/2017
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