En busca de mi propia imagen en femenino
El reto de exponerse. El resultado de una serie de acciones performáticas a puerta cerrada. Son fotografías analógicas en las que se superponen diversas tomas en un único fotograma. Son la suma de múltiples tiempos que me permiten iluminar partes de mi cuerpo y borrar otras, aislar y proyectar los objetos y sus sombras en cuerpos y paredes.
Modelo y autora al mismo tiempo
Nuestras cámaras fotográficas registran el tiempo de exposición de sus sensores a la luz, y sin luz no hay captura de imagen posible. Exponerme a los recortes de luz era una forma de meditación, pues experimentaba un desdoblamiento. Mientras posaba ante la cámara y situaba mi cuerpo ante el recorte de luz tenía que imaginar la fotografía que resultaría, mi mente viajaba hasta situarse en el lugar del fotógrafo.
Son ejercicios de depuración máxima, donde empiezo a concebir a mi cuerpo como mi única y mejor herramienta. Ejerzo de modelo y de autora, al mismo tiempo que soy objeto, soy sujeto, experimento la unión de la mirada masculina y penetradora del voiyeur con la receptora y femenina, una experiencia que tendrá gran trascendencia al cabo de los años.
Con imagen o sin ella el espacio existe en un continuum, y comprendo que el vacío es un estado psicológico necesario para captar el brillo de una elección, de un motivo. A partir de este principio realizo toda mi obra posterior, la luz se convertirá en mi material de trabajo.